martes, 12 de julio de 2011

¿QUIEN ERES TU?

Hace unos días, en un taller que estoy haciendo  de escritura, alguien del grupo me hizo esa pregunta al momento de presentarnos.  Es una pregunta sencilla, verdad? Y, cuando contestamos  inconscientemente, se hace mucho más fácil: nombre, sexo, edad, estudios, trabajo, familia. Tal vez incluimos algo más como gustos, habilidades, hobbies, y por qué no, lo que no nos gusta. Pero cuando esta persona me hizo esa pregunta,  algo se removió en mi interior, Quien eres tu?, quien soy yo? Y por eso estoy aquí escribiendo del tema.
Y es que nos hemos acostumbrado o nos han enseñado a través de los años, que somos lo que hacemos: estudiante de tal carrera, profesional en la otra, ama de casa, secretaria, deportista, gerente, gobernador, presidente… y es eso lo que somos? 
También nos identificamos fácilmente con lo que tenemos: tengo una empresa, tengo 2 hijos, tengo un trabajo de tales características. Algunas personas, se sienten tan bien con lo que tienen,  que se convierten en eso mismo. Sus autos, sus equipos, sus cuentas, sus casas, eso es lo que SON.
Pero que pasa cuando te quitan lo que tienes, por una situación económica difícil, pierdes eso que tenías, y te vas a vivir en arriendo. O te despiden de tu trabajo, te quitan lo que hacías con tanto orgullo y satisfacción.  Que sucede entonces, desapareces? Dejas de existir?
También llegamos a sentir que somos nuestro físico: soy gorda, soy flaca, soy bonita, soy fea.  Y es por eso, que actualmente  las cirugías estéticas están a la orden del día. Nos estamos identificando 100% con nuestro físico. Y, que pasa cuando envejecemos, cuando nos engordamos, cuando la fuerza de gravedad  actúa sobre nosotros, cuando el espejo revela que los años pasan, que la piel se arruga, que la dieta no funciona? Dejamos de existir? Desaparecemos?

Es por eso que se vuelve cada vez más importante enfocarnos en lo que SOMOS realmente. Porque eso que somos, siempre será, trabajes o no, estudies o no, vivas en una casa lujosa o debajo de un puente. Eso que somos no desaparece,  jamás.  La verdadera esencia, la escondemos durante nuestras vidas con las capas que nos van identificando: mujer,  soltera, casada, profesional, empleada, empresaria, madre, gorda, vieja, etc., etc.  
Sin embargo, existen momentos en la vida, que nos hacen reflexionar. Que hacen que de una u otra forma, nos tengamos que quitar esas capas que cubren nuestro verdadero ser, o tal vez, nos las arrancan, a la fuerza, generando dolor, inflamación y hasta hemorragia. Momentos trascendentales, momentos de pérdidas fuertes.  Pérdidas  afectivas, económicas, personales, de salud. Y, cuanto más identificados estamos con lo que hacemos o lo que tenemos, es más fuerte nuestra reacción, y mas difícil entender que eso que perdimos, eso que se fue, no nos pertenece, que nuestra esencia sigue intacta, debajo de todo eso que le pusimos encima. Allá en el fondo, estamos, incólumes. Pero la tarea no es fácil, encontrar ese ser que está escondido, es tarea titánica, cuando estamos tan identificados con el HACER o el TENER. Nuestro ego grita: “Como me van a quitar esto que es MIO”, y se niega a perder, se niega a entregar aquello que le ha costado sudor y sangre: su identidad.  Muchas veces esa lucha sucede solo en el momento cercano a la muerte, solo en ese instante, la persona  comprende, que no vale la pena luchar, que no hay absolutamente nada que le pertenezca en ese instante, más que él mismo, su ser, su esencia.  
Pero, podemos hacerlo antes, podemos recuperarnos a nosotros mismos ahora, que no sea tan triste Como muestra León Tolstoi, en “La Muerte de Ivan Ilich”, quien después de batallar toda su vida, cuando  está muriendo, dice:”¿Que tal si toda mi vida ha sido una equivocación?”. Nuestra vida es ahora, y es maravillosa, y no es tan difícil recuperar nuestra esencia, finalmente es lo que somos verdaderamente, es solo retomar algunas ideas:
·         Eso que hacemos o que tenemos, no es lo que somos. Es un papel que estamos interpretando en esta vida. Nuestra esencia, nuestro ser, es el  sabio observador, el director de la obra de teatro que es la vida.  Y si permitimos que ese director nos oriente y nos guie en cada paso que damos, en cada acto que ofrecemos, la obra de teatro será perfecta. Para ello, trata de estar presente, trata, cada vez que lo recuerdes, de alejarte del papel interpretado, trata de observar como actúas, que haces, que piensas. Sin juzgar, solo como si tu no fueras esa persona, ponte detrás de ti mismo, y observa tus acciones y reacciones a lo que haces cada día. Verás como en la medida que lo hagas más continuo, una sensación de paz te invade, desde el corazón, y cada vez va a ser más fácil. Así pues, no te identifiques ni con lo que haces ni con lo que tienes. Eres mucho más.
·         Trata de sentir, antes de pensar. Cuando permitimos que nuestro corazón, nuestra esencia aflore, lo que nos dice es más valioso que nuestros pensamientos. Eso que llaman el sexto sentido. Todos sabemos diferenciar el bien y el mal en nuestro corazón. Cada decisión que tomes, siéntela, antes de pensarla. Si te sientes bien, alegre, contento, es la decisión correcta. Si no, revísala, no es por ahí el camino.
·         Busca momentos de silencio, de paz, en tu vida diaria. Una buena opción, es al despertar en la mañana, cuando todo está en silencio, y hay una conexión especial con el ser. Ese momento en el que agradecemos por el nuevo día, trata de no pensar. Deja que tus pensamientos sigan, no los retengas, déjalos pasar, obsérvalos pero no los atrapes, déjalos ir. Y, entonces, hay silencio.  O en el transcurso del día, música suave, el hobby que te gusta, pintar, cantar, leer, observar la naturaleza. Lo que sea que te relaje, permite que el silencio entre en tu vida.” Solo  a través del silencio se encuentra a Dios”. El silencio, te acerca a ti mismo, a lo que realmente eres. Un ser perfecto, un hijo de la vida. El universo está en nosotros y nosotros estamos en él.  

Regálate la oportunidad de encontrarte contigo mismo, con tu esencia. Verás que vale la pena. y, claro! Cuéntame tu experiencia, me encantaría saber más de tí!!!
NAMASTÉ

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