sábado, 9 de julio de 2011

RESPIRAR


Es algo en lo que no tenemos que pensar. Respirar es absolutamente innato, nuestro primer aliento, al nacer, es la pauta para comenzar nuestra vida en esta tierra. Y ese primer acto, involuntario, nos conecta de alguna manera con la inmensidad de la cual venimos.
Y es que la respiración, esa eterna presente, es mudo testigo de todo cuanto vivimos. Si nos hacemos conscientes de nuestra respiración,  nos damos cuenta que cada actividad genera un tipo de respiración, si estamos molestos, o agitados, o muy ansiosos, la respiración se torna rápida, superficial, y si  hay una emoción muy grande, es tan agitada, que “nos falta el aire”.  Cuando estamos tranquilos, relajados, en paz, la respiración de igual manera, se disminuye, se hace profunda, más lenta. Los meditadores logran que su respiración sea prácticamente imperceptible.  
Así pues, la respiración no es solo el acto fisiológico por el cual nuestro cuerpo se alimenta de oxígeno y extrae el CO2, también conecta nuestros sentimientos, nuestras sensaciones, y es fiel reflejo de lo que estamos viviendo. Pero, lo que hace más interesante el tema de la respiración, es que aunque podemos ser conscientes de ella, podemos hacerla más lenta o más rápida,  por ser una  función fisiológica  no podemos controlarla   100%,  o trata de no respirar, a ver si lo logras. Es decir, sabemos que el corazón late, pero no podemos aumentar o disminuir sus latidos, hay infinidad de funciones que sabemos que están ahí, pero no podemos hacer nada con ellas. Sin embargo, con la respiración si podemos, pero hasta un punto, no podemos detenerla, no voluntariamente. Para mi, es como si la energía universal te estuviera diciendo: “puedes jugar, pero yo tengo el control”.
Es por eso, que todas las disciplinas orientales, yoga, Thai chi, Chi kung, Karate, Kung fu, etc., se enfocan tanto en la respiración. En hacernos conscientes de ella. Porque la conexión que hay entre la respiración, nuestro cuerpo, y nuestro interior es muy especial.
Una práctica muy sencilla de la que hablan  tanto médicos como maestros espirituales, es respirar, es decir, ser conscientes de la respiración.  Si en esos momentos difíciles, en los que no sabemos cómo responder, sino que solo reaccionamos a la situación, logramos concentrarnos en nuestra respiración, no en dominarla, solo en ser conscientes de la inspiración, de sentir la expansión de nuestro pecho, el movimiento del abdomen, como entra el aire a nuestro cuerpo, y luego lo que sucede en la exhalación,  la situación cambia notoriamente. Es como entrar en stand by en un momento, como retirarte de la escena y observarla de lejos. Y lo que está sucediendo, realmente, es que te estás haciendo consciente del momento que vives, a través de la respiración. Estás dejando de reaccionar, y puedes tomar una mejor decisión como respuesta, no instintiva, consciente.  Funciona para cualquier situación, momentos de angustia, de miedo, de emoción,  una discusión, una presentación, un examen, una entrevista, una cita, incluso para tomar una decisión importante, respira, pero siendo consciente de que respiras. Verás la diferencia.
Eckhart Tolle, un maravilloso maestro espiritual contemporáneo, va más allá, y dice que si ese acto de enfocarnos totalmente en nuestra respiración, es perfectamente consciente, es como meditar, porque finalmente estamos logrando detener la mente, y estar absolutamente presentes en ese instante. Y, que aprendemos más de nosotros mismos, de nuestra conexión con nuestro ser interior en ese instante, que en todos los cursos y talleres que podamos hacer en la vida.  Así, que si logramos hacer ese acto consciente unas cuantas veces al día, imagínate lo que podemos lograr en nuestra vida, trayendo más paz y serenidad a través de simplemente respirar.


Cuéntame cómo te va con este ejercicio, practícalo y comenta!!!

NAMASTÉ


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